Jane Clayson, (famosa entrevistadora norteamericana) en el Early Show, le preguntó a la hija del conocido predicador Billy Graham :
“ ¿Cómo Dios pudo permitir que suceda la catástrofe del atentado del 11 de setiembre?”.
Anne Graham dio una respuesta sumamente profunda y llena de sabiduría que invita a la reflexión posterior ampliando el concepto.
Dijo.
“Al igual que nosotros, creo que Dios está sumamente triste por este suceso, pero durante años hemos estado diciéndole a Dios que se salga de nuestras escuelas, que se salga de nuestro gobierno, y que se salga de nuestras vidas…, siendo un caballero como El es, y respetando nuestras decisiones, creo que se ha retirado tranquilamente, entonces ¿Cómo podemos esperar que Dios nos dé su bendición y su protección cuando le hemos exigido que nos deje solos?”
Anne Graham sin dudas se refería al éxito legislativo que pocos años antes había tenido un proyecto de la senadora Madeleine Murria O´Hara que logró impedir que se rezara en las escuelas de EEUU para “no molestar” a los no creyentes o de otras denominaciones.
Se me ocurre pensar que de la misma manera se dijo que es mejor no leer La Biblia en las escuelas aunque sea un buen libro de historia, contenga apasionantes relatos y también inculque cosas buenas; en ella dice “no matarás”, “no robarás”, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Y dijimos que estaba bien.
Allá por principios de los 60´ , el Dr. Benjamín Spock a través de su muy difundido (50.000.000 de ejemplares vendidos)
«The Common Sense Book of Baby and Child Care», enseñó que no debíamos ser severos en la crianza de nuestros hijos cuando se portan mal porque sus pequeñas personalidades se truncarían y podríamos causar daños irreversibles a su autoestima.
Obviamente creímos que los expertos saben lo que están haciendo y enseñando.
Y dijimos que estaba bien.
Algo que no se tuvo en cuenta ni se analizó posteriormente es que su hijo, Andrew Spock, dio fin a sus días suicidándose.
Luego alguien dijo que los maestros y directores de los colegios no deberían disciplinar a nuestros hijos con rigor cuando se porten mal, solo notificar a sus padres y que ellos decidan.
Los administradores de las escuelas instruyeron a los maestros a que actuaran pasivamente frente a los estudiantes, no sea cosa que algún padre susceptible envíe una demanda o denuncie públicamente por excesos.
Y dijimos que estaba bien.
Después alguien dijo que
“los muchachos siempre van a ser muchachos y de todas maneras lo van a hacer, démosles a nuestros hijos todos los preservativos que quieran para poder divertirse al máximo sin riesgos”.
Y dijimos que estaba bien.
Luego algunos de nuestros principales funcionarios públicos dijeron que no importa lo que hacemos en privado mientras cumplamos con nuestro trabajo y paguemos puntualmente los impuestos.
Estuvimos de acuerdo con ellos y también dijimos que no nos importa lo que hagan ellos (inclusive el Presidente) en su vida privada mientras tengamos trabajo y nos paguen por ello.
Y dijimos que estaba bien.
Después alguien dijo
:”vamos a imprimir revistas con mujeres desnudas en posiciones provocativas y denigrantes, diciendo que es solo una apreciación realista y cuidada de la belleza del cuerpo femenino.”
Y dijimos que estaba bien.
Y luego alguien llevó más allá esa apreciación y publicó fotografías y videos de niños desnudos, aún utilizando la masividad de Internet, diciendo
:”hay que apelar a la responsabilidad y libertad del usuario”.
Y dijimos que estaba bien.
Luego la industria de las diversiones dijo
:” hagamos shows por televisión y películas que promuevan la violencia y el sexo ilícito, de todas maneras todos saben que es ficción y nadie podrá tomarlo en serio”.
Y dijimos que estaba bien.
Ahora nos preguntamos:
* ¿Por qué nuestros niños y adolescentes no logran “divertirse sanamente” como lo hacíamos nosotros y nuestros abuelos?.
* ¿Porqué hay tanto desprecio por el prójimo y aún por su misma vida?
* ¿Porqué tanta evasión de la realidad a través de drogas o alcohol?
Seguramente si solo nos detenemos a pensar tendremos la respuesta:
“Lo que sembramos es lo que recogemos”. No es más complejo que eso.
Es curioso con la facilidad que apartamos a Dios y su Palabra de nuestra vida y luego pasamos a reclamarle esa acción que antes despreciamos.
Mucho mas curioso es la manera en que le creemos a los medios de comunicación intencionados y corruptos, pero ni siquiera consultamos a la Palabra Eterna.
Y absolutamente curioso es que me preocupa mucho más que opinara la gente de estos comentarios, que lo que Dios piense de mí.
* Una adaptación personal de material parcial recibido por Internet.
No quiero interpretes que me interpreten,
